domingo, 24 de noviembre de 2013
La salud y su estado emotivo
La salud y su estado emotivo
El estado de salud depende de la libre circulación de la energía nerviosa.
La enfermedad comienza cuando dicha circulación se encuentra bloqueada, en desequilibrio lateral tomando como eje la columna vertebral, o con problemas de distribución entre las distintas áreas que componen el sistema orgánico.
Los bloqueos en el flujo de energía pueden estar relacionados con causas físicas tales como una alimentación inadecuada, aunque se relacionan con toxinas emocionales tales como la tristeza, el estrés, la angustia, el miedo y el pensamiento negativo en sus distintas facetas.
En el caso de que la persona receptora sea escéptica, hará falta que se concentre por unos minutos en su propio cuerpo y el operador podrá conducirla a un estado de profunda relajación.
la ingesta de drogas u otros elementos tóxicos, los traumatismos por accidente.
Aunque también, los efectos salutíferos de la transmisión de bioenergía no dependen de la creencia en la eficacia del método; no es equiparable a las sanaciones psíquicas, donde la fe es de indudable importancia.
Dicho estado puede contribuir a restaurar las conexiones neuronales y conducirla al bienestar; la continuidad y un cierto número de sesiones aseguran la efectividad del tratamiento.
La aplicación de la bioenergía puede complementar al tratamiento médico convencional, así como a la psicoterapia. Para diferenciar a un operador verdaderamente profesional, podemos guiarnos por las normas de ética clásica.
Destacamos también que el denominado "efecto placebo", basado en el buen "rapport" establecido entre operador y receptor, aumenta la eficacia del tratamiento.
Sin embargo, cuando un operador en bioenergía aplica sus manos sobre los extendidos de tejido en laboratorio y sobre las enzimas aisladas dentro de un tubo de ensayo, parece algo lejano hablar de "efecto placebo" o de fenómenos de sugestión mental.
Es poco confiable quien considera que su método es el único que debe aceptar el receptor, expresando que las energías no son compatibles (esto es falso, pues todos compartimos el mismo conjunto de radiaciones; sólo nos distinguen las frecuencias vibratorias).
No existen contraindicaciones para los tratamientos de bioenergía. No hay límite de edad ni de condición física o mental. En cualquier situación, toda persona puede beneficiarse con la aplicación de bioenergía.
Puede ser muy peligroso aquel que sugiere que se abandone un tratamiento médico, o que inste a la persona a realizar cambios filosóficos o religiosos.
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