Carácter
Las experiencias que uno va acumulando a lo largo de la
vida contribuyen a forjar su personalidad o carácter como adulto. Freud creía
que las experiencias traumáticas tenían un efecto especialmente fuerte en esta
etapa.
Indudablemente, cada trauma en particular podría tener su impacto
específico en una persona, lo cual solo podía explorarse y comprenderse sobre
una base individual. Pero, aquellos traumas asociados con los estadios de
desarrollo por los que todos pasamos, tendrían mayor consistencia.
Si una persona presenta algún tipo de dificultad en
cualquiera de las tareas asociadas con estas etapas (el destete, el control de
esfínteres o en la búsqueda de la identidad sexual) tenderá a retener ciertos
hábitos infantiles o primitivos. A esto se le llama fijación.
La fijación provoca que cada problema de una etapa
específica se prolongue considerablemente en nuestro carácter o personalidad.
Si, teniendo 18 meses de edad, se encuentra
constantemente frustrado en su necesidad de chupar, ya sea porque mamá está
incómoda o incluso es muy ruda con usted, o sencillamente quiere destetarle
demasiado rápido, usted puede desarrollar un carácter oral-pasivo. Una
personalidad de este tipo tiende a depender mucho de los demás. Usualmente buscan
"gratificaciones orales" tales como comer, beber y fumar. Es como si
estuviesen buscando los placeres que se perdieron en la infancia.
Cuando tenemos entre 5 y 8 meses de edad, empezamos la
dentición. Una acción que nos satisface mucho en este período es morder todo lo
que esté a nuestro alcance, como por ejemplo, el pezón de mamá. Si esta acción
es causante de displacer o se corta demasiado rápido. Podremos desarrollar
entonces una personalidad oral-agresiva. Esta personas retienen de por vida un deseo
de morder cosas, como lápices, chicles, así como personas. Tienden a ser
verbalmente agresivos, sarcásticos, irónicos y demás.
En el estadio anal estamos fascinados con nuestras
"funciones corporales". Al principio, podemos hacerlo de cualquier
forma y en cualquier lugar.
Posteriormente, sin razón aparente empezamos a
comprender que podemos tener control sobre ello, haciéndolo en ciertos lugares
y a ciertas horas. ¡Y los padres parecen valorar sobremanera el producto final
de estos esfuerzos!.
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