Un poco de historia
El uso de los aromas y los aceites vegetales data de por lo menos 3500
años antes de Cristo y fueron utilizados sobre el cuerpo como elementos
curativos, cicatrizantes, protectores de malos espíritus, y en los
distintos rituales que se llevaban a cabo.
Por ejemplo, era muy común
que antes de una contienda los guerreros limpiaran y protegieran sus
cuerpos con pequeños golpes, utilizando ramas de albahaca, con el fin de
alejar los malos espíritus que creían que depositaban sus contrincantes
en ellos.
Recientemente en Irak, en el año 1975, se descubrió un esqueleto de
alrededor de sesenta mil años de antigüedad que tenía a su lado
depósitos de polen de milenrama, hierba cana y jacinto racimoso, plantas
que aún cultivan y utilizan para curar los campesinos de ese país.
Los egipcios, griegos, romanos y chinos han tenido una gran incidencia
en el desarrollo de la aromaterapia en el mundo, y se han destacado
grandes investigadores como Teofrasto, considerado uno de los
precursores en el uso terapéutico de los aceites.
En casi todos los
antiguos cultos, desde el comienzo de los tiempos los seres humanos se
han sentido atraídos por los fascinantes aromas de la naturaleza que,
sabia como siempre, les ha indicado a través del olfato los benéficos
aportes para la curación de enfermedades del cuerpo y del alma.
El hombre primitivo tuvo que desarrollar sus poderes sensorio-intuitivos
para lograr la supervivencia. Es así como aparecen las hierbas, frutos y
raíces comestibles, a los que muy pronto les descubren poderes
medicinales y mágicos. También advirtieron que algunos aromas causaban
euforia o excitación, y otros podían inducirlos al sueño o a la
meditación.
Podemos considerar a los egipcios como los descubridores de la
aromaterapia, pues según Jean Valnet, utilizaron una forma primitiva de
destilación para extraer los aceites esenciales de las plantas,
calentándolos en ollas de arcilla cuya boca era recubierta con filtros
de lino; al subir, el vapor traía consigo los aceites esenciales y éstos
quedaban impregnados en el filtro, el cual era estrujado para obtener
el aceite esencial que era utilizado en medicina y para todo tipo de
rito religioso. Registros arqueológicos documentan haber encontrado
ollas de destilación que se remontan a 3500 años a. C.
Los griegos toman las experiencias egipcias y, como grandes alquimistas,
purificaron el sistema de destilación preservando la fragancia y pureza
de los aceites, pues para ellos las plantas aromáticas constituían una
forma de vida que incorporaban a sus baños, alimentos, ritos y magia, o
en forma de ungüentos para preservar la salud física y mental. Ya
Hipócrates afirmaba que el baño y masajes con aceites esenciales,
aseguraban la longevidad.
Los árabes, en el siglo XI, perfeccionaron el arte de la destilación
para aislar los principios activos de los aceites de las plantas, método
que se atribuye al famoso Avicena (médico, astrónomo, matemático y
filósofo árabe), quien introdujo el sistema de refrigeración en el
proceso de destilación.
Esto hizo que el proceso de extracción de
aceites esenciales tuviera menos desperdicios y mayor pureza.
La aromaterapia hace su inicio en el mundo moderno cuando, en el siglo
XX, René Maurice Gatefosse (químico francés), llamado "el padre de la
aromaterapia moderna", la incorpora a la medicina natural.
Todo sucedió
cuando, trabajando en su laboratorio, tuvo grandes quemaduras en una
mano y la sumergió en un recipiente de aceite esencial de lavanda
comprobando así los efectos curativos, que no sólo le calmaron el dolor
sino que evitaron la infección y no dejaron rastro alguno del incidente.
También en la aromaterapia moderna, en Milán (Italia), el Dr. Paolo
Rovesti aliviaba la depresión y estados de ansiedad haciendo oler a sus
pacientes trocitos de algodón embebidos en aceite esencial, estimulando
su sistema límbico y liberando así situaciones traumáticas.
El médico y cirujano Jean Valnet aportó la mayor contribución a la
aromaterapia para ser valorada y reconocida como medicina capaz de
curar.
Utilizaba aceites esenciales para las heridas y quemaduras de los
soldados en la Segunda Guerra Mundial, logrando con ello aliviar tanto
problemas físicos como mentales en pocos días, corroborando así la
rapidez con que actúan los aceites en el organismo.
En cuanto a la aromaterapia holística, es pionera la bioquímica francesa
Margueritte Maury (austríaca de nacimiento), a quien no convencía
suministrar los aceites por vía oral; y basándose en las distintas
formas de incorporarlos al organismo, desarrolló una técnica de masaje
aplicando aceite en los centros nerviosos de la columna vertebral y en
el rostro.
Se introdujo la proporción de la fórmula específica de los
aceites en muchos cliente que visitaban los gabinete para embellecerse y
rejuvenecer.
Se pudo comprobar así que en muchos de ellos habían
desaparecido dolores crónicos de cabeza, dolores reumáticos y estados de
insomnio, y que los efectos eran prolongados.
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