ALQUIMIA GENÉTICA
Mucho se habla sobre este tema, y se seguirá hablando de él por mucho
más tiempo. La ciencia expone que el 97% de nuestro ADN (también llamado
ADN basura) es agua, y a su vez nuestros cuerpos están constituidos por
un 70-80% de agua. En esto es en lo que seguidamente vamos a
profundizar.
Somos un planeta mayoritariamente de agua, ya que la vastedad de los
mares es mayor que la tierra firme. Las aguas de los mares tienen
subidas y bajadas llamadas mareas, que están regidas por entre otros
muchos factores, la luna, horarios, etc.
En el agua, la ciencia nos dice que se creó la vida. Es entonces que debemos darle importancia a este 97% de agua de nuestro ADN.
Si pudiéramos actuar sobre él, y pudiéramos modificar esta agua,
estaríamos modificando nada más y nada menos que el 97% de nuestro ADN
¡¡verdad!! Esto no es una teoría, es un hecho, de lo que acabamos de
enunciar antes.
Ya conocemos que el corazón es un músculo y que se ocupa de bombear la
sangre de nuestro organismo. Pero no sólo es ésta su función. La
Universidad de Oxford creó un departamento de neurocardiología, en él
han estudiado y descubierto (Doctor Marc Kantin y Jacques Genest,
estudio de 1986) que este órgano tiene 40.000 neuronas (cardioneuronas),
o sea nada más y nada menos que el 50% del corazón está compuesto de
estas neuronas. Descubriendo también que el corazón segrega hormonas
como la oxitocina, la noradrenalina y la dopamina y que se conecta con
el cerebro y el sistema nervioso central a través de filamentos en toda
nuestra espina dorsal. Así que el corazón procesa todo tipo de
información como el cerebro (Según el Dr. John Andrew Armour).
Siendo el corazón el que envía impulsos para modificar nuestras
conductas y actos. Como ejemplos podemos citar que existe una gran
variedad de casos de personas que después de haber sido trasplantadas,
comienzan a tener hábitos y conductas de sus donantes. Esto sucede
aproximadamente a los 10 o 15 días del trasplante, que es lo que tarda
el corazón en regenerar esos filamentos nerviosos que lo comunican con
el sistema nervioso central (referencias libros "Baile de corazones" o
"El código secreto del corazón").
También el Dr. Luciano Bennardi pudo
controlar impulsos de nuestro corazón con la música. La BBC de Londres
tomando este estudio, comenzó a retransmitir una música determinada y al
cabo de un tiempo parientes de personas que tenían problemas
cerebrovasculares y que no podían hablar, llamaron a esta emisora de
radio contando que sus familiares después de escuchar esta música
cantaban las canciones. Esto nos habla de la memoria del corazón y sus
emociones.
¿Cómo modificamos el agua de nuestro ADN?
Existen numerosas investigaciones realizadas donde demuestra que por medio de afirmaciones y palabras, oraciones,
sonidos y pensamientos dirigidos hacia un volumen de agua, se influye
sobre la forma de los cristales de hielo obtenidos del mismo y que, una
vez observados por microscopio muestran unas formas geométricas
maravillosas, a diferencia de los que no fueron tratados con estas
afirmaciones y oraciones. Por supuesto, más allá de las investigaciones
la ciencia lo trata de pseudocientífico.
Con esta primera breve exposición ya tenemos un principio de cómo podemos modificar el agua.
La ciencia ancestral nos dice y recuerda constantemente, que debemos pensar con el corazón. Sin embargo insólitamente los científicos han descubierto que en el corazón existen células cerebrales.
Y no solo eso, también que el corazón se regenera a un ritmo muy lento.
Un ejemplo es que un hombre de 55 años ya ha regenerado el 45% de su
corazón. Significativo es que también por nuestro corazón pasa la
sangre que contiene un 91% de agua.
Con esto tenemos dos premisas de cómo poder modificar nuestro ADN.
El corazón también genera un electromagnetismo, al ser un órgano donde
existe una corriente eléctrica que es la que hace que éste pueda latir.
Este electromagnetismo es 5.000 veces más poderoso que el de nuestro
cerebro, y al vibrar en conjunto también con las neuronas del cerebro
más las que se encuentran en nuestro aparato digestivo (estómago,
intestino delgado), generan un campo tan poderoso que atrae sin lugar a
duda una frecuencia unificada de campos electromagnéticos superiores, en
resonancia y concordancia con todo lo creado y con el latir del corazón
de la galaxia.
Concluyendo, si pudiéramos modificar nuestras conductas erróneas y emociones discordantes,
estaríamos siendo mejores personas y actuaríamos desde nuestro corazón.
Y no sólo eso, ya que toda enfermedad comienza en nuestros
pensamientos, conductas y emociones negativas, gozaríamos de una salud
espléndida. Para poder hacer esto debemos valernos de nuestro corazón
pensante, sí, donde se encuentra el asiento del alma, nuestra chispa
divina, "Logos Solar Aton", semilla crística, o como ustedes
quieran llamarlo.
Él conoce mejor que nuestra mente lo que necesitamos,
y no actúa desde el deseo del ego.
Cuando estamos en estado de armonía
y contacto con este cerebro que está en el corazón, limpiamos
emociones nuestras y de nuestros ancestros. La mejor herramienta para
esto es practicar el Ho'ponopono, esta maravillosa técnica nos conecta
con el Amor Universal, la misericordia y el perdón. Como también hacer
una gran constelación en estado meditativo con todos nuestros ancestros
en este templo del corazón, reconciliando conductas adquiridas de
generación en generación y otras emociones.
El doctor en ciencias físicas Patrick Drouot, ha investigado la gráfica
de ondulaciones eléctricas que genera el corazón y sus variables según
el estado de ánimo. Y nos habla de que creando una frecuencia armónica
unificadora, que se manifiesta como una melodía del corazón, genera una
coherencia y como consecuencia la sanación. Esta magnífica fuerza es tan
beneficiosa para nuestra salud como para nuestra espiritualidad.
Unificando estos tres cerebros que están en nuestro cuerpo (cerebro,
corazón y aparato digestivo) estamos unificados de esta manera en todos
los planos y dimensiones con un campo único de Amor Universal y con una
resonancia y concordancia en todos los tiempos, convirtiéndonos así en
un ser unificado, dentro y fuera de nosotros, atrayendo el Universo a
nuestro interior y nosotros siendo el Universo.
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