La Regresión de los hechos por Freud
La Regresión constituye una vuelta atrás en el tiempo
psicológico cuando uno se enfrenta a un estrés. Cuando estamos en problemas o
estamos atemorizados, nuestros comportamientos se tornan más infantiles o
primitivos.
Un niño, por ejemplo, piede empezar a chuparse el dedo nuevamente o
a hacerse pis si necesitan pasarse un timepo en el hospital. Un adolescente
puede empezar a reirse descontroladamente en una situación de encuentro social
con el sexo opuesto. Un estudiante preuniversitario debe traerse consigo un
muñeco de peluche de casa a un exámen. Un grupo de personas civilizadas se
pueden volver violentas en un momento de amenaza.
O un señor mayor que después
de 20 años en una empresa es despedido y a partir de ese momento se vuelve
perezoso y dependiente de su esposa de una manera infantil.
¿A dónde nos retiramos cuando nos enfrentamos al
estrés?. De acuerdo con la teoría freudiana, a un tiempo de la vida donde nos
sentimos seguros y a salvo.
El mecanismo de Racionalización es la distorsión
cognitiva de los "hechos" para hacerlos menos amenazantes. Utilizamos
esta defensa muy frecuentemente cuando de manera consciente explicamos nuestros
actos con demasiadas excusas. Pero, para muchas personas con un Yo sensible,
utilizan tan fácilmente las excusas, que nunca se dan cuenta de ellas. En otras
palabras, muchos de nosotros estamos bastante bien preparados para creernos
nuestras mentiras.
Una buena forma de entender las defensas es verlas como
una combinación de negación o represión con varias clases de racionalizaciones.
Todas las defensas son, de hecho, mentiras, incluso si
no somos conscientes de ellas. Es más, si no nos damos cuenta de ellas, son aún
más peligrosas, si cabe. Como su abuela le dice: "Ay, cómo nos complicamos
la vida…". Las mentiras traen más mentiras y nos lleva cada vez más lejos
de la verdad, de la realidad. Después de un tiempo, el Yo no puede preservarnos
de las demandas del Ello o empieza a hacerle caso al Superyo. Empieza a surgir
fuertemente la ansiedad y nos venimos abajo.
Pero aún así, Freud consideró que las defensas eran
necesarias. No podemos esperar que una persona, especialmente un niño, pueda
con todo el dolor y las penas que la vida le depara. Aunque algunos de sus
seguidores sugirieron que todas las defensas podían utilizarse con fines
positivos, Freud dijo que solo había una, la sublimación.
La Sublimación es la transformación de un impulso
inaceptable, ya sea sexo, rabia, miedo o cualquier otro, en una forma
socialmente aceptable, incluso productiva. Por esta razón, alguien con impulsos
hostiles puede desarrollar actividades como cazar, ser carnicero, jugador de
rugby o fútbol o convertirse en mercenario.
Una persona que sufre de gran
ansiedad en un mundo confuso puede volverse un organizado, o una persona de
negocios o un científico. Alguien con impulsos sexuales poderosos puede llegar
a ser fotógrafo, artista, un novelista y demás. Para Freud, de hecho, toda
actividad creativa positiva era una sublimación, sobre todo de la pulsión
sexual.
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